Si eres amante de los animales, probablemente pienses que una de las mejores formas de colaborar con su bienestar es adoptar un perro. Y es que, si lo haces, estarás dándole la oportunidad de sentirse de nuevo parte de una familia. Sin embargo, al acoger a un cachorro o un perro de una protectora o una perrera pueden surgir (ojo que no siempre) algunos problemas de comportamiento, pues en la mayoría de los casos se desconoce de donde proviene y cómo ha vivido ese animal. Ante cualquier comportamiento o conducta que no sepamos cómo manejar o corregir, es muy importante acudir a un etólogo o adiestrador de perros, pues ambos son capaces de educar y reeducar a tu futuro compañero. Así pues, en este post te facilitamos una serie de consejos profesionales sobre la educación de perros adoptados. ¡Síguenos!

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Consejos de un adiestrador al adoptar un perro

La adopción de un perro no solo consiste en acudir a una protectora o perrera y escoger al que más nos gusta. La cuestión es que, según los profesionales del adiestramiento canino, se deben seguir unas pautas para garantizar su adaptación. Aquí va un resumen de lo que un adiestrador de perros nos recomendaría a la hora de acoger o adoptar.

Antes de ir a casa

  • En la protectora. Es importante que les demos un paseo de unos diez o quince minutos tranquilamente antes de subirlo al vehículo. Procuraremos no hablarle apenas en este trayecto. Nuestro nuevo compañero debe acostumbrarse primero a nuestra presencia y olor.
  • En su nuevo hogar. Antes de llegar al domicilio, es recomendable que se le dé un paseo de media hora. Así podrá tranquilizarse y poco a poco conocer el entorno nuevo.

En el nuevo hogar

  • Una vez en casa. Ya sabemos que es muy tentador querer mirarle todo el tiempo, abrazarle y seguirle por todas partes. Sin embargo, nada más lejos de las recomendaciones de un adiestrador de perros. Durante sus primeros días en su nueva casa, el animal puede experimentar momentos de estrés.Todo es nuevo y no acaba todavía de encontrar su sitio. Lo mejor es esperar a que él se acerque a ti.
  • Trucos extra. Para evitar que el recién llegado estropee cosas, es buena idea estar anticipados. Por ejemplo, puedes preparar bien el lugar donde va a estar y el resto de la casa. Si quitas de su alcance cosas frágiles o a las que tengas aprecio no habrá riesgo alguno.

Cómo acercarnos a él

  • Contacto físico. No debes abalanzarte sobre él, levantarlo en brazos, jugar con golpes o impedir que se mueva. Esto, aunque no nos guste a muchos, incluye abrazarlo. Por lo general, a los perros no les gustan los abrazos.
  • Efusividad. Cuando esté muy nervioso, contento por salir a la calle o exaltado por otras circunstancias, intenta ignorarlo. Un adiestrador de canes advertiría que alentarle no hará sino empeorar la situación. Solo conseguirías excitarle aún más y hacerlo difícil de controlar.

Cómo aplicar las normas

  • Si no quieres que haga algo, debes decir un “no” firme y alto, pero sin gritar. Por supuesto, no debes reñirle ni pegarle. Si estás confuso porque nunca has tenido un perro, te lo explicamos. Lo mejor es tratar de impedir una conducta concreta en el mismo instante en el que ha sucedido con un “no” firme. Si le riñes por algo que hizo en tu ausencia, el animal no entenderá nada. Los perros viven en el presente, por lo que no relacionarán la regañina con su acción pasada. Lo más probable es que relacionen la regañina a su última acción (por ejemplo, ir a saludarte) y termine confundido. Aquí te facilitamos algunos consejos básicos sobre cómo adiestrar a un perro.
  • Todos los miembros de la familia deben conocer las normas y aplicarlas por igual. Si has decidido que nuestro nuevo peludo no puede subir al sofá, nadie debería dejar que lo hiciera. Y lo mismo es aplicable a infinidad de ejemplos, como el no darle comida “de humanos” y descubrir que alguien se está saltando la norma.
  • Para conseguir que aprenda ciertas normas es fundamental basarse en el premio y no en el castigo, es decir, en el refuerzo positivo. Al principio lo más efectivo es darle premios comestibles cuando haga algo bien, por ejemplo, pis en el sitio adecuado. Más adelante, los premios pueden ser tanto comestibles, como caricias o su juguete preferido. ¡Lo que os haga más ilusión a los dos será una buena elección! Castigarle, además de ser cruel, no traerá ningún resultado. Ambos estaréis frustrados y él, en concreto, estará aterrado y no será feliz.

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Otros factores a valorar antes de adoptar un perro

Por otro lado, si vas a adoptar un perro, sé responsable, por favor. Para ello, debes tener en cuenta cuál es tu situación y si esta se va a mantener en el tiempo. También deberás prestar atención a otros factores que podrán serte útiles para acabar de tomar la decisión en firme. Aquí va un análisis a fondo de estos aspectos:

Aceptación

Asegúrate de que a toda la familia le gustan los perros y está de acuerdo en vivir con uno. También deberás confirmar que todos estáis dispuestos a que pueda haber algunos desperfectos durante el tiempo de adaptación del nuevo compañero. No tiene por qué pasar nada, pero las posibilidades existen y hay que contar con ello.

Recursos económicos

Es necesario que cuentes con el respaldo económico suficiente para hacer frente a sus necesidades, además de las tuyas. Un perro no solo necesita comida específica, también están las revisiones veterinarias y las vacunas. Además, podría suceder que con el tiempo tuviera alguna enfermedad o algún accidente. Deberías poder cubrir todos tus gastos, los suyos y tener un margen para emergencias. A veces, un seguro para mascotas puede ser una buena idea.

El compromiso

Generalmente los perros viven de 10 a 15 años de media. Ten en cuenta que, si adoptas a un perro, éste dependerá de ti para el resto de sus días. Además, a medida que el perro crezca, sus necesidades van a ir cambiando. Por eso es muy importante que tengas un compromiso total con tu nuevo compañero y que busques darle la mejor calidad de vida posible.

Tiempo y espacio

Es básico tener espacio y tiempo suficiente para tu nuevo compañero. No solo hay que tener en cuenta su tamaño, sino también los rasgos de su raza y su propio carácter. Puede que le baste un piso pequeño si sale suficientes veces a caminar. En cambio, en otros casos puede que necesite correr suelto, por lo que deberías tener cerca algún sitio seguro.

Hay otros casos en los que el perro demanda mucho juego. Y, ojo, este puede ser juego físico o juego de estimulación de la inteligencia. Por ejemplo, puede necesitar ir a correr tras una pelota durante cierto tiempo. Pero también puede necesitar jugar a averiguar cómo se saca un premio de un aparato destinado a ello.

En definitiva, ya sabes que un perrito es todo corazón y se merece todo nuestro cariño. Asegúrate de que puedes atenderle bien y hasta el final de sus días. ¡No te arrepentirás!