Cuando se tiene un ramo especial, no solo como recuerdo personal, sino como parte de un proyecto o encargo decorativo, saber cómo secar un ramo de flores es una habilidad esencial. Para un profesional del diseño floral o la decoración, dominar esta técnica no es solo una cuestión estética, sino también una herramienta de sostenibilidad y creatividad. Conocer los distintos métodos de secado permite preservar materiales naturales y aprovecharlos en múltiples composiciones, sin depender exclusivamente de flores frescas.
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Índice de contenidos
¿Por qué secar flores y hojas es fundamental en la decoración?
En el ámbito profesional, secar flores tiene un valor que va más allá de conservar recuerdos. Es una manera de crear elementos decorativos únicos, duraderos y responsables con el medio ambiente. Las flores y hojas secas pueden integrarse en cuadros florales, coronas, centros de mesa, escaparates, arreglos para eventos o incluso regalos personalizados. Además, su versatilidad permite trabajar con distintos estilos —desde el rústico hasta el contemporáneo— manteniendo siempre un toque natural. Dominar estas técnicas significa ampliar los recursos creativos y dar una segunda vida a materiales que, de otro modo, se perderían.
Método tradicional: secado al aire
Para los profesionales que comienzan a experimentar con estas técnicas, el secado al aire es el método más sencillo y económico. Solo se necesita un espacio ventilado, sin humedad y alejado de la luz directa. Se atan los tallos con una cuerda y se cuelga el ramo boca abajo entre 15 y 20 días. Aunque los colores pueden tornarse más apagados, las flores mantienen su forma y naturalidad, lo que resulta ideal para composiciones artesanales o decoraciones vintage. Este método funciona especialmente bien con rosas, lavanda, eucalipto o girasoles pequeños.
Secado con prensa: precisión y detalle
El secado con prensa es perfecto para profesionales que trabajan con detalles planos o composiciones gráficas, como cuadros botánicos, papelería artística o enmarcados. Se colocan las flores entre papeles absorbentes y se presionan con libros o una prensa específica durante unas tres semanas. El resultado son flores planas y de color intenso, ideales para decoración de interiores minimalista o proyectos de arte floral enmarcado.
Método con microondas: eficiencia para encargos rápidos
En entornos profesionales donde el tiempo es un factor clave, el secado con microondas ofrece una alternativa práctica. Se colocan las flores entre capas de papel absorbente o arena de sílice y se calientan por intervalos de 30 segundos. En pocos minutos, se obtienen resultados óptimos, conservando forma y color. Es un método ideal para prototipos, urgencias decorativas o demostraciones de taller, aunque requiere supervisión constante para evitar dañar el material.
Secado con arena de sílice: acabado profesional
El secado con arena de sílice es la técnica más utilizada por floristas y diseñadores profesionales que buscan resultados de alta calidad. La arena se coloca cubriendo completamente las flores dentro de un recipiente hermético, absorbiendo la humedad sin deformar los pétalos. El resultado son flores con textura y color casi naturales, perfectas para arreglos permanentes, escaparates o proyectos de decoración premium. Aunque implica una inversión inicial, ofrece resultados consistentes y de aspecto profesional.
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Conservación y mantenimiento
Una vez secas, las flores requieren cuidados básicos para prolongar su vida útil: mantenerlas alejadas de la humedad y la luz solar directa, aplicar una capa de laca transparente para protegerlas del polvo y limpiarlas suavemente con aire frío o un pincel. Estos pasos garantizan que las piezas decorativas mantengan su belleza durante meses o incluso años.
Una técnica esencial para la creatividad profesional
Dominar cómo secar un ramo de flores no es solo una habilidad artesanal; es una herramienta profesional que amplía las posibilidades del diseño y la decoración. Permite crear espacios con identidad, aprovechar los recursos naturales y dar un valor añadido a cada proyecto. Cada flor seca conserva su historia, su textura y su color, transformándose en una obra viva dentro de la decoración. En manos de un profesional, esta técnica no solo preserva la naturaleza: la convierte en arte duradero.
