Seguro que has disfrutado en más de una ocasión de alguna de sus joyas. La industria del cine ha tenido épocas doradas, sobre todo gracias a las grandes películas de Hollywood. Ahora bien, ¿qué es el cine clásico? ¿Sabrías responder a esta pregunta? De manera intuitiva, la mayoría somos capaces de diferenciar el cine de antes del actual. En el artículo de hoy queremos acercarte a esta categoría cinematográfica que incluye películas famosas y que nos siguen encantando aunque pasen los años.

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¿Qué es el cine clásico?

El origen de las películas clásicas se remonta al periodo situado entre 1900 y 1960. En pleno auge del cine estadounidense de Hollywood, se sentaron las bases de este planteamiento que elevó la cinematografía norteamericana a referencia mundial.

Por extensión, se denomina también así aquel cine que mantiene las convenciones y rasgos visuales, sonoros, ideológicos y genéricos de aquella época. Y es que, en realidad, este tipo de películas siempre se basa en los mismos recursos. Nunca incorpora elementos discordantes.

Como descripción sintetizada, podríamos decir que la cinematografía clásica persigue convertir cualquier experiencia o historia humana en un espectáculo narrativo audiovisual. Además, siempre se ciñe a determinados criterios y convenciones.

Características del cine clásico

Son muchos los rasgos diferenciales de estas películas. De una manera recurrente, los encontrarás en todas ellas:

  • Comienzo. Visualmente, la película arranca con un plano general que lleva a un primer plano. Conceptualmente, se establece una intriga de predestinación, ya sea alegórica o explícita.
  • Escenas. El espacio siempre está al servicio del personaje, a modo de acompañamiento.
  • Imagen. El realismo es la pauta, con el fin de describir una historia humana sin artificios. Su continuidad es causal, el orden de aparición de las imágenes facilita su comprensión y otorga un significado adicional.
  • Sonido. Depende de la imagen, a la que rinde pleitesía. Su carácter es, por lo tanto, didáctico.
  • Narrativa. Se utiliza un enfoque secuencial, mitológico o modal.
  • Montaje. Se realiza en continuidad, con la finalidad de facilitar la comprensión del argumento.
  • Géneros. Los más habituales son el policíaco, el musical, el fantástico y el romántico, en torno a la representación de un amor sin límites. Asimismo, la comedia se elevó como un subgénero manifiesto y, también, perfectamente definido.
  • Desenlace. Se plantea un final a modo de epifanía, en el que una verdad es capaz de resolver todos los interrogantes.
  • Final. Es feliz y deja un sabor de boca agradable en el espectador.

El público, al acercarse al cine clásico, conoce o intuye estos rasgos y espera, inconscientemente, que sean seguidos durante la historia audiovisual. Los caracteres fuertes, por ejemplo, se suceden durante toda la película. La trama envuelve de una manera sencilla y fácil de seguir y el desenlace no defrauda.

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Ejemplos y referencias del cine clásico

Te presentamos a continuación una relación de películas estupendas de este tipo de cine. No están todas las que son, es imposible; pero las que hemos incluido merecen su presencia. Nuestro objetivo no es ser exhaustivos, sino didácticos: al ver cualquiera de estas películas entenderás perfectamente en qué consiste este cine.

Además, aprovechamos para incorporar también a esta relación a algunos de los mejores directores de cine clásico. Por último, recuerda que el orden es circunstancial. ¡Puedes empezar a ver la que tú quieras!:

  • Psicosis, 1962, Alfred Hitchcock. Maravilloso thriller de suspense y terror ambientado en un motel aislado cuyo dueño, Norman Bates, lleva una vida dominada por su madre.
  • El autopista, 1953, Ida Lupino. Thriller dirigido por Ida Lupino, trata sobre un asesino que se dedica a hacer autoestop en las carreteras de México. Lupino fue la primera mujer en dirigir una película de cine negro.
  • Sucedió una noche, 1934, Frank Capra. Con Clark Gable y Claudette Colbert, esta comedia romántica cuenta la historia de una muchacha rebelde de la alta sociedad que huye para no casarse y conoce a un periodista en paro.
  • Arsénico por compasión, 1944, Frank Capra. Comedia negra en torno a unas encantadoras ancianitas que envenenan con vino tóxico a los hombres que las visitan. Cary Grant en estado puro.
  • La fiera de mi niña, 1938, Howard Hawks. Interpretada por Katherine Hepburn y Cary Grant. Una comedia sobre un tímido y despistado paleontólogo que está a punto de hacer el descubrimiento de su vida: una mujer muy especial.
  • Desayuno con diamantes, 1961, Blake Edwards. Audrey Hepburn y George Peppard comparten cartel en esta maravillosa historia sobre un aspirante a escritor y una joven neoyorquina obsesionada con el lujo.
  • Casablanca, 1942, Michael Curtiz. Con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, este drama romántico en la ciudad marroquí que le da nombre es una verdadera obra maestra.

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Diferencias con el cine moderno y posmoderno

El patrón del cine clásico se sigue utilizando actualmente para realizar auténticas obras de arte. De hecho, aunque se trata de una cinematografía desarrollada en una época concreta, se ha convertido en un tipo de cine atemporal. Es más, algunos directores de cine clásico de referencia están trabajando en pleno siglo XXI.

Vamos a mostrarte ahora, grosso modo, las mayores diferencias que existen entre el clásico y otras dos grandes formas de hacer cine que también han trascendido:

  1. Cine moderno. Es la antítesis del clásico. La visión particular del artista individual se plasma en la creación y, de hecho, las normas desaparecen. No se siguen. El contexto marca los matices y no importa descentrar al espectador en algunos momentos de la proyección. El final es abierto, las escenas importan más que los personajes y este cine pretende acercarte a realidades que, de otro modo, no conocerías. Películas como Ciudadano Kane, dirigida por Orson Welles en 1942, o El perro andaluz, del español Luis Buñuel en 1927, son magníficos ejemplos. Es, en definitiva, la contraposición por excelencia a la cinematografía clásica. Podrías considerarlo como su antítesis.
  2. Cine posmoderno. Combina los elementos tradicionales del clásico con algunos componentes del moderno. Se caracteriza por su inicio narrativo y descriptivo, con una suerte de intriga de predestinación. Incluye una puesta en escena que se aleja de los personajes y su final se acerca a la epifanía, aunque no en puridad. La incertidumbre y las paradojas cobran un gran peso en todo el conjunto. Este cine construye realidades en sí mismas, mundos propios que no tienen por qué existir fuera de la sala de proyección. Blade Runner, de 1982 y con dirección de Ridley Scott, y Amélie, dirigida por Jean-Pierre Jeunet en 2011, son estupendos exponentes.