¿Sabes en qué consiste la socialización de perros? Se trata de un paso indispensable para la educación de nuestros amigos de cuatro patas, quienes sabrán como llevarse bien con las personas, otros perros y con el entorno en general. Así pues, en este post vamos a explicarte cómo hacerlo y qué beneficios aporta.

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¿En qué consiste la socialización de perros?

La socialización canina consiste en un proceso educativo en el cual nuestro perro aprende a relacionarse con su entorno, lo que incluye otras personas y perros. Una buena socialización desde cachorro hace que el perro desarrolle las reacciones normales ante diferentes ambientes, personas, perros y otros animales.

Es muy importante socializar a un perro desde cachorro porque se previenen posibles problemas de comportamiento en edad adulta, como puede ser el miedo, la inseguridad o la agresión. Ahora bien, cabe destacar que hay casos en los que la genética tiene un papel decisivo, aunque el perro esté socializado.

Si bien es cierto que la socialización es un proceso que dura toda la vida, este debe empezar desde cachorro, concretamente desde los cuatro meses. ¿Por qué? Pues porque se trata del periodo crítico en el aprendizaje y adaptación de estos animales. De esta manera, con el paso de los años conseguiremos tener un perro adulto equilibrado, el cual también será más fácil de entrenar.

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Beneficios de la socialización canina

Como ves, la socialización temprana en perros es imprescindible para que nuestro compañero, cuando sea adulto, esté equilibrado. Así pues, entre los beneficios que aporta este proceso educativo, encontramos:

  • Reducción del miedo y la ansiedad. Los perros mal socializados suelen reaccionar con miedo a diferentes situaciones, lugares, etc.
  • Mejora la condición física. Los perros socializan jugando y oliéndose, siendo muy recomendable asistir a pipicans, playas para perros o simplemente dejar que socialicen durante los paseos.
  • Comprensión de las jerarquías y la estructura social. La socialización permite que, desde cachorros, entiendan cuál es su posición dentro de la “manada” (alias la familia). Asimismo, y a través del juego con otros perros, desarrollan roles de líder o seguidor.
  • Bienestar emocional. El aislamiento de un perro suele causar depresión, falta de adaptabilidad e inseguridad. Por lo que la socialización permite desarrollar la curiosidad, la confianza, la orientación de un perro. Descubre aquí más curiosidades sobre la psicología canina.
  • Desarrollo de la inteligencia. Permite que un perro aprenda a leer el lenguaje corporal de los otros perros y personas, facilitando las interacciones.
  • Reducción de la agresividad. Si no hay miedo, no hay reacciones agresivas hacia cualquier cambio en el entorno. Por esto es tan importante sociabilizar a los perros desde cachorros.

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Cómo socializar a un perro: tips y consejos

Paciencia y firmeza son necesarias cuando se trata de educar a un perro. Y es que socializar no deja de ser un proceso de aprendizaje, por lo que hay que hacer las cosas despacio y correctamente.

Socializar desde cachorro

Es muy común cometer el error de socializar a un perro demasiado tarde. Lo ideal es hacerlo a partir de las 3 semanas de vida y con perros de la misma edad. Cuanto más contacto tenga con diferentes perros durante los 4 primeros meses de vida, más habilidades sociales aprenderá y mejor se relacionará con su entorno de adulto.

Si el perro es adoptado y adulto, también necesita socializarse, sobre todo con el entorno. Como hemos comentado anteriormente, la socialización se trata de un proceso de aprendizaje que dura toda la vida.

Acercamientos tranquilos

Hay perros que son muy efusivos cuando se cruzan con otros. Es importante evitar que se tire encima, esperar a que se relaje y acercarlo poco a poco. Notarás que se ha calmado y que no tira de la correa. Ante su estado de calma, podemos premiarle con una golosina, practicando así el refuerzo en positivo.

Tranquilidad, ante todo

Los perros saben cuando estamos felices, tristes o nerviosos. Y precisamente debemos mantener la calma cuando veamos que otro perro se acerca. Es importante evitar gritarle, darle tirones a la correa u obligarle a que se esté quieto. Lo ideal es usar correas largas, ya que tendrá libertad de movimiento y podremos controlarlo sin brusquedad.

Mantener los juegos bajo control

Hay ocasiones en las que los juegos pueden crear sobreexcitación, desencadenando en un conflicto. Siempre hay que estar atento por si en algún momento debemos intervenir. Si nuestro perro se está agobiando, debemos llamarlo, y si quiere escapar del otro, lo mejor será sacarlo de esa situación.

Asesorarse por un profesional

Según el caso, habrá comportamientos que están tan arraigados en nuestro compañero de cuatro patas que necesitaremos la ayuda de un profesional, concretamente de un etólogo canino. Será de gran utilidad en perros con problemas de miedo, agresividad o fobia.

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