El mundo del vino es más extenso de lo que nos podemos imaginar. Alrededor de este sector existen diferentes especialidades, conceptos, procesos, técnicas, profesiones, etc. Y precisamente, si quieres dedicarte a él profesionalmente, hay una serie de conceptos básicos que debes conocer y dominar, entre ellos el de la estructura del vino. Este concepto se utiliza mucho en la organización de catas y maridajes. Por lo tanto, si quieres saber qué elementos componen un vino, te invitamos a que sigas leyendo.

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¿Qué es la estructura del vino?

Podemos definir la estructura de un vino como todos aquellos elementos que, cuando los notamos a través del gusto y el olfato, están en equilibrio. ¿Y qué elementos forman la estructura de un vino? Pues son los siguientes:

  • Acidez.
  • Taninos.
  • Azúcar.
  • Alcohol.

Por lo tanto, hablamos de que un vino está equilibrado cuando el grado de acidez, de dulzor, de taninos y de alcohol están balanceados. Y para conseguirlo, el trabajo de los enólogos es clave, para posteriormente poder disfrutar del producto en casa o en una cata de vinos organizada.

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¿Cuál es la estructura del vino?

En las siguientes líneas te explicaremos cómo afectan los elementos de la estructura del vino en el cuerpo de un vino.

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Acidez

Sin duda alguna, el grado de acidez es el factor que más influye en el equilibrio de la estructura del vino. Esta proviene de las uvas de forma natural, por lo que ningún vino se libra de tener acidez. Ahora bien, hay diferentes factores que influyen en el grado, como son:

  • La variedad de la uva.
  • El clima, sobre todo cuando es época de cosecha.
  • El envejecimiento del vino, si es en roble o no.
  • Los aditivos artificiales añadidos.

La acidez aporta un sabor refrescante a esta bebida y funciona como conservante natural, potenciando el envejecimiento de un vino. Además, actúa como mecanismo para equilibrar un vino, evitando los sabores muy dulces y manteniendo los niveles de tatinos y los sabores afrutados.

Taninos

Los taninos son sustancias naturales que se encuentran en las uvas, protegiéndolas de gérmenes. Estos conservantes naturales se liberan en el vino con el prensado de la uva, pero se puede aumentar el nivel de estos si se deja reposar el vino en barricas de roble, pues la madera también contiene taninos.

Un vino con altos niveles de taninos estará amargo y provocará sequedad en la boca. Por lo tanto, los taninos son necesarios en el vino, aportando un toque ligeramente amargo que indicará que la estructura del vino está equilibrada.

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Azúcar

El azúcar también está presente en las uvas y se transforma en alcohol durante el proceso de fermentación. Los enólogos suelen interrumpir el proceso agregando licor fuerte, encontrando un equilibrio entre el azúcar y los niveles de alcohol.

Alcohol

Finalmente tenemos el alcohol, el componente más fuerte de un vino. Se obtiene a partir de la fermentación del azúcar de las uvas, por lo que todo vino suele tener entre un 10% y un 20% de alcohol. Los factores que afectan a la acidez también lo hacen en el alcohol, que es otro conservante y elemento de la estructura con mayor capacidad para desequilibrarla.

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