Si te gusta el vino, seguramente habrás leído “contiene sulfitos” en la etiqueta de muchas botellas. Y aunque siempre lo leas, ¿realmente sabes qué son los sulfitos en el vino? Muchas veces el vino provoca dolor de cabeza, ¿será por culpa de los sulfitos? El caso es que en este post queremos explicarte qué son, para qué sirven y si son perjudiciales para la salud. Toma nota.

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¿Qué son los sulfitos en el vino?

Los sulfitos del vino son una sustancia que deriva del óxido de azufre, siendo el dióxido de azufre (SO2) que se produce de forma natural en el proceso de fermentación de las levaduras presentes en el vino.

Además del vino, hay otros alimentos que contienen esta sustancia, pues permiten que se conserven en el tiempo y mantengan sus propiedades intactas. De hecho, las frutas desecadas, las conservas o algunos productos cárnicos también contienen sulfitos. Los verás indicados como E-220 en la etiqueta.

Si hablamos de vinos, todos contienen sulfitos naturales. Pero a gran parte de ellos también se les añaden durante el proceso de elaboración. Eso sí, las cantidades son limitadas, pues existe una normativa para los principales países productores de vino, como España, Francia o Italia.

¿Para qué sirven los sulfitos en el vino?

Como ya sabrás, el vino es una bebida alcohólica milenaria y el uso de sulfitos en ella es una práctica heredada. Por ejemplo, en la antigua Roma se quemaban las ánforas llenas de vino, pues la combustión de la mecha (hecha con azufre) impedía que el vino se convirtiese en vinagre. Asimismo, en la Edad Media se añadían muchas especias y miel para mitigar el sabor avinagrado de la bebida.

Todas estas prácticas, que han ido evolucionando a lo largo del tiempo, tienen un objetivo. De esta manera, los sulfitos en el vino sirven para:

  • Conservante: mantienen los aromas y lo protegen de oxidarse.
  • Antiséptico: evitan el crecimiento de bacterias, moho y hongos, facilitando su equilibrio microbiológico.
  • Estabilizante: potencian el crecimiento de las mejores levaduras
  • Disolvente: aceleran la descomposición de las uvas.

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¿Qué cantidad de sulfitos se añaden al vino?

Debes saber que no todos los vinos tienen la misma cantidad de sulfitos. De hecho, la Unión Europa establece las siguientes cantidades:

  • Vinos tintos: 150mg/l
  • Vinos blancos: 200mg/l
  • Vinos rosados: 200mg/l

Otros alimentos, como el chucrut o el zumo de limón, contienen más o menos la misma cantidad de sulfitos que los vinos. En cambio, las patatas deshidratadas, el vinagre de vino o el zumo de uva tienen entre 50 y 100 mg/l de sulfitos. ¿Y cuáles son los alimentos con menos sulfitos? Pues el almidón de maíz, el jarabe de arce o los encurtidos, que contienen entre 10 y 50 mg/l de sulfitos.

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¿Los sulfitos perjudican a la salud?

Al principio del post lanzábamos la pregunta de: ¿los sulfitos en el vino provocan dolor de cabeza? Pues lamentamos decirte que no. Esta creencia de que los sulfitos provocan color de cabeza o resaca es falsa. Lo más seguro es que sea culpa del alcohol, la tiramina o los flavonoides.

De forma generalizada, los efectos secundarios de los sulfitos son los propios de una alergia, pero tampoco es una alergia en sí, sino más bien una hipersensibilidad, pues el sistema inmunológico no tiene nada que ver con ello. Las personas hipersensibles a los sulfitos suelen padecer sofocos, mareos, malestar estomacal e incluso taquicardia.

Asimismo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera que los sulfitos son un aditivo seguro. Por lo tanto, y en general, los sulfitos en el vino no son perjudiciales para la salud.